La uveítis es una inflamación del tracto uveal del ojo, que comprende el iris, el cuerpo ciliar y la coroide. En nuestro entorno, constituye la tercera causa de ceguera legal y afecta especialmente a adultos jóvenes entre la segunda y quinta década de vida.

En términos generales, se puede clasificar según su etiología: autoinmune, infecciosa o idiopática (desconocida). También se puede clasificar según su localización: anterior, intermedia, posterior o panuveítis (cuando toda el área está inflamada). Dada la fragilidad del tejido retiniano, cuanto más posterior es la afección, más limitado es el pronóstico visual. De este modo, podríamos decir que una uveítis anterior será potencialmente menos dañina que una uveítis posterior con afectación macular.

Causas infecciosas de la Uveítis

En este texto nos centraremos en la uveítis infecciosa, cuya etiología varía según la región geográfica y el estado inmunológico del paciente. Actualmente, representa el 32% de los casos de uveítis que hemos recibido en los últimos años, similar a los porcentajes de otros centros de uveítis de nuestro entorno1. Los porcentajes aquí mencionados corresponden a una base de datos interna, no publicada actualmente.

Infecciones virales

  • Herpes simple I-II y herpes varicela-zóster

Son la causa más frecuente de uveítis anterior infecciosa, con un 19,5% de todas las uveítis anteriores. Desafortunadamente, también pueden provocar uveítis posteriores, con una evolución complicada si no se diagnostican rápidamente. Ocurre típicamente en pacientes que ya presentaban lesiones previas, como lesiones en los labios o zóster facial previo. Curiosamente, la vacuna de la COVID-19 provocó un aumento en los brotes de pacientes con uveítis herpética a nivel global, aunque de corta duración2.

Uveitis herpetica

Ilustración 1 Precipitados endoteliales estrellados gruesos típicos de la afectación herpética
  • Citomegalovirus (CMV)

Causa retinitis en pacientes con alteraciones del sistema inmune, como aquellos con VIH o en tratamiento con corticoides o quimioterapia.

Infecciones bacterianas

  • Tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis)

Aunque en nuestro entorno no es muy prevalente, es una infección importada con una incidencia en aumento. A diferencia de otras afectaciones sistémicas por tuberculosis, no podemos realizar una biopsia ocular para demostrar la existencia de la bacteria. Su diagnóstico supone un reto médico y es motivo de discusión en congresos de la especialidad.

  • Sífilis (Treponema pallidum)

Conocida como «la gran simuladora», puede causar todo tipo de uveítis y siempre debe descartarse durante el estudio. Lamentablemente, también estamos observando un aumento en la incidencia de sífilis ocular3, debido a una relajación en las medidas de prevención de enfermedades de transmisión sexual.

  • Bartonella henselae

Esta bacteria infecta las uñas de algunos gatos y puede transmitirse a los humanos por arañazos. Típicamente, afecta el nervio óptico y la mácula.

Infecciones fúngicas

  • Candidiasis

Común en pacientes inmunodeprimidos o en aquellos con el uso prolongado de catéteres intravenosos, la uveítis puede presentarse en forma de endoftalmitis.

Infecciones parasitarias

  • Toxoplasmosis (Toxoplasma gondii)

Es la causa más común de uveítis posterior en nuestro entorno, con un 51,7% de todas las uveítis posteriores. Se trata de un parásito que infecta gatos, cerdos y vacas. Puede transmitirse por contacto con heces de gato contaminadas o por la ingestión de carne cruda. En nuestro entorno consumimos más carne cruda, especialmente embutidos, que en otras regiones, lo que explica esta alta tasa. Típicamente, provoca inflamación en el polo posterior, pero puede inflamar toda el área uveal.

uveitis infecciosa toxoplasmosi

Ilustración 2 Dos lesiones cicatriciales redondeadas pigmentadas, con una lesión aguda blanquecina, típica de toxoplasmosi – Imagen con Optomap.

 

  • Toxocariasis

Parásito que se reproduce en perros y gatos, puede ser transmitido por larvas de Toxocara canis o cati depositadas en las heces. Recientemente, se ha demostrado su amplia presencia en los areneros de los parques infantiles4.

Diagnóstico

En algunos casos, el diagnóstico de uveítis infecciosa es clínico, como en la toxoplasmosis, pero en otros se debe recurrir a técnicas adicionales, como pruebas de laboratorio e imagen. Los exámenes de sangre pueden incluir serologías para patógenos específicos, mientras que las técnicas de imagen, como la tomografía de coherencia óptica (OCT), la autofluorescencia y la angiografía con fluoresceína, pueden ayudar a evaluar el grado y la localización de la inflamación.

El análisis del humor acuoso o del vítreo mediante la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) puede ser esencial para identificar agentes infecciosos específicos. Lamentablemente, la efectividad de esta prueba es limitada y se reserva para casos excepcionales5.

Tratamiento

El tratamiento de la uveítis infecciosa depende del agente causante. En general, incluye:

  • Antivirales: como aciclovir o valganciclovir para infecciones por herpes y CMV.
  • Antibióticos: por ejemplo, penicilina para la sífilis ocular o combinaciones varias para la tuberculosis ocular.
  • Antifúngicos: como la anfotericina B o voriconazol para la candidiasis ocular.
  • Antiparasitarios: como trimetoprim y sulfametoxazol para la toxoplasmosis.

En algunos casos, el tratamiento debe aplicarse de forma más directa al ojo, mediante inyecciones intraoculares.

Pronóstico y complicaciones

El pronóstico de la uveítis infecciosa varía considerablemente según la rapidez del diagnóstico y la efectividad del tratamiento, por lo que es crucial lograr un diagnóstico preciso rápidamente para minimizar las secuelas. Sin embargo, incluso con un tratamiento adecuado, pueden ocurrir complicaciones, como la formación de membranas epirretinianas, atrofia óptica y pérdida irreversible de la visión.

Bibliografía

  1. Fanlo, P. et al. Perfil de pacientes con uveítis derivados a una unidad multidisciplinaria en el norte de España. Arch. Soc. Española Oftalmol. 92, 202–209 (2017).
  2. Cohen, S. et al. Enfermedad ocular herpética después de las vacunaciones contra el SARS-CoV-2. Ocul. Immunol. Inflamm. 31, 1151–1162 (2023).
  3. Schulz, D. C. et al. Las muchas caras de la sífilis ocular: actualización basada en casos sobre el reconocimiento, diagnóstico y tratamiento. Can. J. Ophthalmol. 56, 283–293 (2021).
  4. Otero, D. et al. Contaminación ambiental con huevos de Toxocara spp. en parques públicos y areneros de áreas de juegos en Lisboa, Portugal. J. Infect. Public Health 11, 94–98 (2018).
  5. Scheepers, M. A. et al. El valor del análisis rutinario mediante PCR de muestras de líquido intraocular en el diagnóstico de uveítis posterior infecciosa. ScientificWorldJournal 2013, 545149 (2013).

 

Este artículo ha sido escrito por el Dr. Alex Giménez, especialista en Uveítis en el Instituto de Oftalmología de la Clínica Girona (IOCG – Oftalis). La información proporcionada refleja la experiencia y conocimientos del Dr. Giménez en el campo de la oftalmología.