Después de una cirugía de cataratas o de implantación de lentes intraoculares, la mayoría de los pacientes experimentan una visión significativamente mejorada. No obstante, en algunos casos, las lentes intraoculares pueden experimentar desplazamiento o deterioro con el tiempo, o puede haber un error refractivo residual que no se corrigió completamente en la cirugía inicial. En estas situaciones, un recambio de lente intraocular o un implante secundario pueden ser opciones para restaurar la visión y corregir problemas refractivos persistentes.

El recambio de lente intraocular (RLO) es un procedimiento quirúrgico que implica extraer la lente intraocular previamente implantada y sustituirla por una nueva. Esto puede ser necesario si la lente original se ha desplazado, se ha deteriorado o está causando problemas de visión. El procedimiento de RLO es similar a la cirugía de cataratas original y se realiza con anestesia local.

Un implante secundario es una lente intraocular adicional que se coloca en el ojo después de la cirugía de cataratas o de implantación de lentes intraoculares. Esto se puede hacer si hay un error refractivo residual que no se corrigió completamente en la cirugía inicial. El implante secundario se coloca detrás de la lente intraocular existente y puede ayudar a corregir problemas como astigmatismo, miopía o hipermetropía.

¿Cómo se realizan estos procedimientos?

Tanto el RLO como los implantes secundarios son procedimientos quirúrgicos ambulatorios que se realizan en quirófano. El cirujano oftalmólogo utiliza instrumentos especializados para realizar una pequeña incisión en el ojo y acceder a la lente intraocular. A continuación, se extrae la lente antigua (en el caso del RLO) o se inserta la nueva lente (en el caso de un implante secundario). La incisión se cierra con suturas finas y no suele ser necesaria la retirada de suturas.

¿Cuáles son los riesgos y complicaciones de estas cirugías?

Como en cualquier procedimiento quirúrgico, el RLO y los implantes secundarios conllevan algunos riesgos y complicaciones potenciales, tales como:

  • Infección: El riesgo de infección es bajo, pero puede ser grave.
  • Inflamación: La inflamación ocular es un efecto secundario común que puede ser tratado con medicamentos.
  • Desprendimiento de retina: En casos muy raros, el procedimiento puede provocar un desprendimiento de retina.
  • Pérdida de visión: En casos extremadamente raros, el procedimiento puede provocar pérdida de visión.