La córnea es la capa transparente frontal del ojo que permite la entrada de la luz y enfoca la visión. Cuando la córnea está dañada o enferma, puede perder su transparencia, lo que provoca una visión tenue o distorsionada. En estos casos, la queratoplastia, también conocida como trasplante de córnea, puede ser una solución para restaurar la visión.
Tipos de queratoplastia:
Existen dos tipos principales de queratoplastia:
- Queratoplastia penetrante o DALK: En este procedimiento, se reemplaza toda la córnea del paciente por una córnea donante. Esto se realiza cuando la enfermedad afecta todas las capas de la córnea. La queratoplastia penetrante es un procedimiento eficaz que puede restaurar la visión en pacientes con córneas gravemente dañadas.
- DALK o queratoplastia lamelar anterior: En este tipo de cirugía, solo se reemplaza la parte anterior de la córnea, conservando la capa más interna (endotelio). Esto se puede realizar cuando la enfermedad afecta solo las capas superficiales de la córnea, como en el caso de queratocono, cicatrices corneales o infecciones por virus herpes. La DALK es un procedimiento menos invasivo que la queratoplastia penetrante y tiene un menor riesgo de rechazo corneal.
¿Cuáles son los resultados de la queratoplastia?
La mayoría de los pacientes que se someten a una queratoplastia experimentan una mejora significativa de su visión. La recuperación completa puede tardar varios meses, pero la mayoría de los pacientes comienzan a notar una mejora en su visión en las semanas siguientes a la cirugía.
¿Cuáles son los riesgos de la queratoplastia?
Como en cualquier cirugía, la queratoplastia conlleva algunos riesgos, como:
- Infección: El riesgo de infección es bajo, pero puede ser grave.
- Rechazo: El cuerpo del paciente puede rechazar la córnea donante, lo que puede requerir una nueva cirugía.
- Glaucoma: La presión ocular puede aumentar después de la cirugía, lo que puede requerir tratamiento.
- Cataratas: La cirugía puede aumentar el riesgo de desarrollar cataratas en el futuro.
