Los traumatismos orbitarios son lesiones que afectan la órbita ocular, es decir, la cavidad ósea que rodea y protege el ojo. Pueden ser causados por un impacto directo en el ojo o la cara, como un puñetazo, un accidente de tráfico, una caída o un objeto que penetra en la órbita. Por lo tanto, estas lesiones pueden provocar daños en diversos tejidos y estructuras dentro de la órbita, incluyendo los huesos, los músculos, los nervios, los vasos sanguíneos y el propio globo ocular.

Causas que lo provocan:

Como se ha mencionado, estos traumatismos son causados principalmente por impactos directos en el ojo o la cara. Algunas de las causas más comunes incluyen:

  • Accidentes de tráfico
  • Agresiones físicas
  • Caída
  • Accidentes deportivos
  • Lesiones por objetos punzantes o penetrantes
  • Explosiones

Síntomas:

Los síntomas pueden variar dependiendo de la gravedad de la lesión y las estructuras afectadas. Por lo tanto, algunos de los síntomas más comunes son:

  • Dolor intenso en el ojo o la cara
  • Inflamación y hematoma alrededor del ojo
  • Visión doble (diplopía)
  • Pérdida de visión (en casos graves)
  • Sangrado conjuntival (hemorragia en la parte blanca del ojo)
  • Protusión del globo ocular (exoftalmia)
  • Náuseas y vómitos
  • Mareos
  • Pérdida de sensibilidad en la cara

Tipos de lesiones:

Los traumatismos orbitarios pueden provocar diversos tipos de lesiones, como por ejemplo:

  • Fracturas de los huesos de la órbita: pueden afectar la forma y la integridad de la órbita, provocando dolor, deformidad y problemas de visión.
  • Hemorragias: pueden ser retrobulbares (detrás del globo ocular) o subconjuntivales (en la parte blanca del ojo). Las hemorragias graves pueden aumentar la presión dentro de la órbita y dañar el nervio óptico.
  • Lesiones musculares: pueden afectar a los músculos que controlan los movimientos de los ojos, provocando diplopía, ptosis (caída del párpado superior) y estrabismo (desalineación de los ojos).
  • Lesiones nerviosas: pueden afectar al nervio óptico, al nervio trigémino u otros nervios craneales, provocando pérdida de visión, dolor facial, entumecimiento o parálisis muscular.
  • Lesiones del globo ocular: en casos graves, el traumatismo puede provocar lesiones directas en el globo ocular, como rupturas de la córnea, el cristalino o la retina.

Diagnóstico y tratamiento:

Para realizar un buen diagnóstico se realiza un examen oftalmológico completo, que incluye la observación cuidadosa del ojo y la cara, pruebas de visión, pruebas de imagen como radiografías, tomografía computarizada (OCT) o resonancia magnética nuclear (RMN) y, en algunos casos, pruebas de campo visual y electroretinografía.

Por lo tanto, el tratamiento de los traumatismos orbitarios dependerá de la gravedad y el tipo de lesión. En casos leves, puede ser suficiente con el reposo, la aplicación de compresas frías y medicamentos analgésicos y antiinflamatorios. Sin embargo, en casos más graves, puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica para reparar fracturas óseas, controlar hemorragias, descomprimir el nervio óptico o reparar daños en el globo ocular.