La hipermetropía es un defecto refractivo común que afecta la manera en que el ojo enfoca la luz. En personas hipermétropes, los rayos de luz convergen detrás de la retina en lugar de sobre ella, lo que provoca una visión borrosa de los objetos cercanos, mientras que la visión lejana puede ser normal o incluso nítida.

Este defecto refractivo suele estar causado por una menor longitud del ojo o por una córnea con una curvatura menor. Esto hace que los rayos de luz no se refracten correctamente y no se enfoquen adecuadamente en la retina.

Sintomatología:

  • Visión borrosa de los objetos cercanos, especialmente en condiciones de poca luz.
  • Cansancio ocular, dolor de cabeza y tensión en los ojos después de leer o trabajar en tareas que requieren una visión cercana.
  • Dificultad para enfocar objetos cercanos.
  • Entornar los ojos para ver de cerca (en niños).
  • Lagrimeo excesivo.
  • Fotofobia (sensibilidad a la luz).

En algunos casos, la hipermetropía puede no presentar síntomas evidentes, especialmente en niños y jóvenes, que tienen la capacidad de enfocar los ojos para compensar el defecto refractivo. No obstante, con el tiempo, esta capacidad de enfoque puede disminuir, provocando la aparición de los síntomas anteriores.

Tratamiento:

La hipermetropía se puede corregir fácilmente con lentes correctoras, como gafas o lentes de contacto. Las lentes convergentes ayudan a enfocar los rayos de luz sobre la retina, proporcionando una visión nítida tanto de cerca como de lejos.

En algunos casos, la cirugía refractiva puede ser una opción para corregir la hipermetropía de manera permanente. Técnicas como el LASIK o la PRK pueden modificar la forma de la córnea para lograr un enfoque correcto de la luz.

Es importante consultar a un oftalmólogo si experimentas alguno de los síntomas de la hipermetropía. Un examen ocular completo puede determinar si padeces este defecto refractivo y recomendar el tratamiento más adecuado para tu caso.