La blefaritis es una afección ocular común que se caracteriza por la inflamación de los párpados, especialmente a lo largo del margen donde hay las pestañas. Esta inflamación puede estar causada por varios factores, como por ejemplo infecciones bacterianas, problemas de la piel como la rosácea, alergias o alteraciones en las glándulas sebáceas de los párpados.

Síntomas de la blefaritis

Los síntomas de la blefaritis pueden variar en intensidad y depender de la causa subyacente. Sin embargo, algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  • Enrojecimiento de los párpados: Los párpados pueden aparecer rojos, inflamadas y con un aspecto irritado.
  • Picor: Sensación intensa de picor a los párpados, que puede ser persistente o intermitente.
  • Inflamación: Los párpados pueden estar inflamados y hinchados, dando una sensación de pesadez.
  • Dolor: En algunos casos, la blefaritis puede causar dolor o molestias a los párpados, sobre todo al parpadear.
  • Sensación de ardor: Puede haber una sensación de ardor o ardor a los párpados.
  • Sensación de cuerpo extraño: Puede haber la sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo, como por ejemplo arena o polvo.

Causas de la blefaritis

Las causas de la blefaritis son diversas y pueden actuar de manera individual o en combinación entre ellas. Las más comunes incluyen:

  • Infección bacteriana: La causa más frecuente de blefaritis es una infección por bacterias que viven naturalmente en la piel y a los márgenes de los párpados. Un desequilibrio en la flora bacteriana puede provocar una proliferación excesiva y la consecuente inflamación.
  • Rosácea: La rosácea es una enfermedad crónica de la piel que afecta principalmente la cara. En algunos casos, puede afectar los párpados y causar blefaritis.
  • Alergias: Las alergias a sustancias como el polen, el polvo o ciertos cosméticos pueden desencadenar una reacción inflamatoria a los párpados, provocando blefaritis.
  • Disfunción de las glándulas sebáceas: Las glándulas sebáceas de los párpados producen un aceite natural que ayuda a lubricar los ojos. Si estas glándulas funcionan mal, pueden producir un aceite excesivo o espeso que obstruirá los conductos y contribuirá a la inflamación.