El glaucoma es una enfermedad crónica que afecta el nervio óptico y puede conducir a la pérdida de visión si no se trata. La presión intraocular (PIO) elevada es el principal factor de riesgo para el glaucoma, y controlar esta presión es crucial para la protección de la visión. En este contexto, la trabeculectomía y la cirugía escleral se han consolidado como dos opciones quirúrgicas efectivas para el control del glaucoma.
Trabeculectomía: El procedimiento clásico
La trabeculectomía es el procedimiento quirúrgico más común para el tratamiento del glaucoma, con una historia de éxito que se extiende por décadas. Se realiza bajo anestesia local y consiste en la creación de una pequeña abertura en la parte blanca del ojo (esclerótica) y de un colgajo conjuntival. A continuación, se crea un canal de drenaje entre la cámara anterior del ojo y el espacio subconjuntival. Así, permitimos que el humor acuoso, el líquido que llena el ojo, se drene de manera natural y se reduzca la PIO.
Cirugía escleral: Una opción para casos complejos
La cirugía escleral se ha convertido en una alternativa atractiva en casos de glaucoma donde la trabeculectomía presenta un riesgo elevado de complicaciones. En este procedimiento, se implanta una banda o cinturón de silicona alrededor del ecuador del ojo para crear una ampolla de filtración que facilite el drenaje del humor acuoso. Esta técnica se utiliza particularmente en pacientes con glaucoma de ángulo cerrado o con múltiples fracasos de trabeculectomías previas.
Beneficios de la trabeculectomía y la cirugía escleral
Ambas técnicas ofrecen beneficios significativos en el control del glaucoma:
- Reducción efectiva de la PIO. Tanto la trabeculectomía como la cirugía escleral han demostrado ser altamente efectivas para bajar la PIO a niveles seguros, retrasando o incluso evitando la progresión de la enfermedad.
- Procedimiento ambulatorio. En la mayoría de los casos, ambas cirugías se realizan de manera ambulatoria, permitiendo al paciente regresar a casa el mismo día.
- Alivio a largo plazo. Los resultados de la trabeculectomía y la cirugía escleral pueden ser duraderos, ofreciendo un control a largo plazo de la PIO.