La blefaroplastia puede ser una cirugía realizada con objetivos funcionales. En este caso, el propósito es mejorar la visión cuando los párpados caídos interfieren con el campo visual del paciente.

En algunos casos, el exceso de piel en los párpados superiores o las bolsas de grasa en los párpados inferiores no solo afectan el aspecto, sino que también pueden obstruir la visión. Esto puede provocar fatiga visual, dificultad para conducir, visión borrosa y, en casos severos, pérdida del campo visual.

Es en estas situaciones donde la blefaroplastia funcional cobra protagonismo. Mediante la eliminación del exceso de piel, grasa y, en algunos casos, tejido muscular, la cirugía logra rejuvenecer la mirada y reducir las arrugas de la zona periocular. Al mismo tiempo, y más importante aún, restablece la visión y mejora la calidad de vida del paciente.

 

¿Cómo se realiza la blefaroplastia funcional?

La blefaroplastia funcional se realiza habitualmente con anestesia local, y en algunos casos, con sedación. El cirujano oftalmólogo realiza incisiones en las líneas naturales de los párpados, donde la piel es más fina y menos visible. A través de estas incisiones, se elimina el exceso de tejido, se reajustan los músculos y se reubica la piel con precisión. De esto modo, también aseguramos la funcionalidad de los párpados y protegemos la salud ocular.

Así pues, la cirugía se realiza con fines funcionales con el objetivo de mejorar la visión cuando los párpados caídos interfieren con el campo visual.

Algunas de las razones más frecuentes para someterse a una blefaroplastia incluyen el exceso de piel en los párpados superiores o las bolsas de grasa en los párpados inferiores. También podría ser debido a las arrugas y finas líneas en la zona periocular. Por lo tanto, dependiendo de las necesidades del paciente, la blefaroplastia puede realizarse en el párpado superior, en el párpado inferior o en ambos.